El abogado, es un profesional que debe tener conocimiento del entorno no solo judicial, sino que debe prepararse en las distintas ramas del saber dado que por su mano pasan los más disimiles casos y aunque existan una tendencia a la especialización, lo cierto es que se le someten tantos asuntos como el entorno social genere. La tecnología en los últimos años ha tenido un avance espectacular y los profesionales del Derecho han tenido que adaptarse o perecer, quizás las nuevas generaciones ya nacen casi con el celular en la cuna y se han adaptado al cambio, pero nuestros profesionales más experimentados se muestran reacios y muchas veces al enfrentarse a un ordenador parece que leen como la alerta en el infierno de Dante “Deje aquí toda esperanza”, pues cuando se detiene a observar lo que en su entorno sucede, resulta que lo que vio o creyó ver hace un minuto, al instante ya no es.
Refiere Rodríguez Ávila:
“El estudio del ciclo vital de los abogados donde su entrada en la profesión, asentamiento y la salida de la profesión, son elementos que han cambiado y se presentan en estado continua transformación” (2001, pág. 75)
Recuerdo que, en 1995, mi jefe el Dr. Jorge Crespo Toral, al momento en que me recibió en su Despacho para ser parte de su equipo de trabajo, me asignó una máquina de escribir, hojas de papel A4, el respectivo papel carbón y las hojas más delgadas para copia del escrito principal. Luego de horas de inspiración jurídica, pasaba para revisión de mi jefe, para encontrarme con la ingrata noticia de que mi escrito había sido “corregido” en gran parte y debía proceder a ejecutar las observaciones, si no hubiese sido por la pasión por aprender y mi mocedad habría colgado ese día la toga.
El fichaje estrella de aquel despacho era la secretaria del despacho, velocísima en una máquina de escribir eléctrica y dominaba la técnica de guardado del último documento digitado, no obstante, era desesperante este mecanismo, opté por un procesador personal, que a la época eran escasos, pero ya existían, entonces unos mundos de oportunidades que se abrieron, desde juegos, hasta los más difíciles y extensos escritos corregidos.
Luego, pude imprimir cuantas copias fueran necesarias, para pasar a mi portátil Toshiba, conexión wifi, internet, correos electrónicos, firmas electrónicas, celulares, tabletas, smartwatch, calendario online, contactos online, redes sociales, charlas en línea, pc touch, disco duro, diskette, USB, cd, intercambio de archivos por chat.
Herramientas como Word, Excel, Power Point, Vizio, entre otras que optimizan nuestro trabajo profesional, mientras en otra la oficina la llevabas en un disco duro, luego en un servidor y ahora en una accesibilidad desde la “nube” donde se alojan sistemas completos, archivos, fotos, videos u otros.
Todo esto ha ocasionado que los abogados hayan cambiado su cosmovisión jurídica, es así que actualmente ya se presencia el uso común de: firmas electrónicas, reconocimientos faciales, escritos virtuales, contratos en línea, entre otros. Obligando así a la existencia de una interacción cliente – servidor, donde la parte servidor espera permanentemente a recibir peticiones del cliente.
Sin embargo, la incorrecta utilización de estos nuevos métodos tecnológicos conlleva a grandes responsabilidades, es por ello que el Derecho no puede ser ajeno a esta perspectiva y su adaptación es notoria, lo vemos reflejado en la tipificación que mantiene el Código Orgánico Integral Penal del Ecuador sobre los denominados delitos informáticos, hace que debamos familiarizarnos con términos como lo que se describen en el artículo “ El impacto de las nuevas tecnologías en el sector legal, que cito así:
Las tecnologías
Big data, proceso de recolección de datos para analizarlos con el fin de encontrar información no evidente y patrones que se repiten para poder almacenarnos de forma ordenada y utilizarlos en fines diversos.
NLP, tecnología de base para poder entender e interpretar el contenido de los escritos y poder integrarlo dentro del resto de tecnologías.
El IA/Machine Learning, es el primer paso de la IA es una herramienta informática, que permite crear sistemas que a base de información suministrada/ introducida por personas, son capaces de aprenden de forma autónoma e identificar y repetir patrones complejos estableciendo conexiones para poder ser aplicadas en múltiples tareas y tomar o proponer decisiones y recibir entrenamiento para mejorar; revisión de contratos y documentos, predicciones sobre el estado de algunos asuntos. Mejora toda la pare de Gestión del conocimiento y por tanto en el delivery de los asuntos y la rentabilidad del trabajo por abogado.
El blockchain, herramienta de seguridad digital que aporta seguridad a dicha comunicación, valga la redundancia. Es básico en todos los asuntos jurídicos derivados de temas de contratación smart contract, confidencialidad de las transacciones y por supuesto para la confirmación o no de la identidad real de una persona en Internet. Funciona a partir de algoritmos que dan certeza y precisión a estas comunicaciones y de una comunidad de usuarios que dan validez o no a dichas transacciones. Hasta ahora la validez para las transacciones o firmas nos las daba el funcionario público o los bancos/Paypal, en este caso es un registro informático (ledger) del que toda la comunidad participa en el que todos tienen que estar de acuerdo para que tenga validez.
Bots: robots que permiten realizar tareas automatizables y sin valor añadido en las que no hace falta intervención del abogado: La constitución de sociedades, impuestos, comunicación entre despacho y cliente.
ODR: Es una tecnología que da la posibilidad a personas físicas y empresas para elegir su árbitro, independientemente del lugar donde esté este profesional. Hace posible que todo el proceso se desarrolle online.
E- Discovery: tecnología que permite trabajar sobre procesos en los que se investigan datos que estén en la red para utilizarlos como prueba en procedimientos civiles o penales.
Contract drafting: sistemas que, una vez programados por abogados expertos, ayudan a la redacción de contratos completando un cuestionario que tiene en cuenta todas las posibles variaciones. (Fuentes , 2018)
Aunque se cree que toda esta tecnología superará y vencerá al humano, es algo muy improbable, ya que, aunque mantengan cierta autonomía, es necesaria la intervención de la mano del ser humano para su funcionamiento.
En lo que respecta al ámbito legal, es inverosímil que la tecnología reemplace en totalidad al abogado, ya que, a la computadora o robots les resulta inviable calcar el “razonamiento y la comprensión humana” el cual es el factor esencial que usa el abogado para analizar y desarrollar un caso jurídico, utilizando su capacidad imaginativa, elemento que es propio del humano y que un robot no puede desarrollar.
Dr. Dario Portero
Referencias
Díaz Muñoz, M. (2002). El análisis de la vulnerabilidad en la cartografía de riesgos tecnológicos : algunas cuestiones conceptuales y metodológicas. Serie Geográfica.
Fuentes , P. (2018). El impacto de las nuevas tecnologías en el sector legal. Expansión. Obtenido de https://www.expansion.com/juridico/opinion/2018/03/05/5a9d83c2ca4741d37a8b45a7.html
FUENTES, P. (2018). El impacto de las nuevas tecnologías en el sector legal. EXPANSIÓN. Obtenido de http://www.expansion.com/juridico/opinion/2018/03/05/5a9d83c2ca4741d37a8b45a7.html
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