Es difícil para una persona ecuatoriana concebir un plato en su dieta diaria que no esté compuesto por papa. Este tubérculo ancestral es parte de nuestra historia, cultura y comida, aporta con nutrientes como hierro, vitamina C, vitaminas B1, B3 y B6, y otros minerales como potasio, fósforo y magnesio, así como folato, ácido pantoténico y riboflavina.
Según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “la papa es uno de los principales cultivos tradicionales del Ecuador. Abarca a 82.000 productores dentro de aproximadamente 90 cantones. Las principales zonas de cultivo son: Tungurahua, Cotopaxi, Chimborazo, Carchi, Pichincha. Su volumen de producción se ha mantenido, mientras que ha disminuido la superficie de cosecha.”
Igualmente, la FAO indica que: “Los pequeños productores (menos de 2ha en terreno) son el 50% y poseen el 19% del área sembrada, los mayores rendimientos se obtienen en la zona norte. La cosecha es estacional y depende del clima (picos en junio-diciembre). Las ventas externas son mínimas. La tendencia de las importaciones es creciente principalmente de papas preparadas y congeladas (96%). En la demanda nacional del producto el 74% es consumo doméstico, el 9% consumo industrial y el 17% semilla. Los precios no muestran un patrón de comportamiento, se identifica que las variedades que se han vendido a mayor precio al por mayor son Cecilia, Superchola, Chaucha y Uvilla”.
Entre los retos que enfrenta el sector, el estudio señala que: “Los pequeños productores históricamente han trabajado bajo un modelo poco eficiente e individualista. Se evidencia una larga cadena de intermediación entre el productor y el cliente final que ha reducido el margen de ganancia en desmedro de los ingresos del productor, falta de semilla certificada para la producción que afecta los rendimientos y la producción, la incidencia de plagas y enfermedades en el cultivo, la falta de recursos para la producción, la desorganización, la falta de conocimientos técnicos para el cultivo, etc.”
Consultamos con el nuevo Representante Residente del Centro Internacional de la Papa (CIP) en Ecuador, Horacio Rodríguez Vázquez, quien nos comentó su programa de trabajo y su opinión sobre la gestión del cultivo en el país.
Es mexicano, ingeniero agrónomo con maestría en cooperación internacional para el desarrollo y una especialidad en innovación sistémica. Es Gerente Senior de Operaciones e Impacto a Escala para América Latina y el Caribe del CIP, y, desde enero de 2021, es además Representante del Centro en el Ecuador.
El CIP es un organismo internacional de investigación para el desarrollo que forma parte del Grupo Consultivo de Investigación Agrícola Internacional (CGIAR). El CGIAR es una alianza global de quince centros especializados en las principales especies vegetales y animales de las cuales depende la vida en la Tierra.
El CIP fue fundado en 1971 y su sede global principal está en Lima, Perú. Tiene presencia en más de 20 países de África, Asia y América Latina y el Caribe. Ofrece soluciones científicas innovadoras para mejorar el acceso a alimentos nutritivos y asequibles, fomentar el crecimiento sostenible e inclusivo de las empresas y del empleo, e impulsar la resiliencia climática de los sistemas alimentarios basados en papa, camote y raíces y tubérculos andinos, entre los que destacan la oca (Oxalis tuberosa), el melloco (Ullucus tuberosus), la maca (Lepidium meyenii), el yacón (Smallanthus sonchifolius), la mashua (Tropaeolum tuberosum) la arracacha (Arracacia xanthorrhiza), la ahipa (Pachyrhizus spp), la achira (Canna edulis) y la mauka (Mirabilis expansa).
Manifiesta que Ecuador es un país muy importante para el CIP, pues fue uno de los cinco Estados (junto a Canadá, Egipto, Bolivia y Perú) que promovieron la creación del Centro como organismo internacional ante Naciones Unidas. Además, si bien el CIP trabaja aquí desde su fundación hace 50 años, en 1990 se firmó un convenio con el Gobierno de Ecuador para abrir las oficinas y desarrollar el trabajo pertinente. Además, desde el 2011, Ecuador es la sede de la Oficina Regional del CIP para América Latina y el Caribe, y desde aquí se coordinan las acciones del Centro en los países de la región
La misión principal del CIP es investigar la interacción crítica entre los sistemas alimentarios y el medio natural, haciendo uso de una variedad de metodologías participativas (especialmente para mujeres, jóvenes y pueblos indígenas) que permiten monitorear, restaurar y agregar valor posicionando a la agrobiodiversidad como base de las cadenas de valor inclusivas y la promoción de dietas saludables.
Las acciones del CIP se orientan a que Ecuador, en particular, y la región de América Latina y el Caribe, en general, contribuyan con el planeta produciendo alimentos sanos y nutritivos, mejorando la sostenibilidad ambiental y beneficiando a las comunidades que trabajan arduamente para la conservación de la agrobiodiversidad. “Nuestra motivación es lograr territorios rurales donde todas las personas disfruten de bienestar y prosperidad, al tiempo que conservan sus recursos naturales”, resaltó Horacio Rodríguez.
Acota que el banco de germoplasma del CIP en Lima conserva las colecciones más grandes del mundo de papa, camote y sus parientes silvestres, así como una colección única de raíces y tubérculos nativos de la región andina, cuyos atributos genéticos, fisiológicos y bioquímicos recién han sido comenzados a explorar por la comunidad científica internacional. El CIP mantiene esa biodiversidad en custodia como patrimonio de la humanidad, garantizando su disponibilidad para la seguridad alimentaria y nutricional presente y futura. Por ejemplo, este banco conserva 4.845 accesiones de papa de las cuales el 92% (4.442 muestras) son variedades nativas. De éstas, 356 muestras son originarias del Ecuador.
A través de este banco de germoplasma, el CIP ha realizado repatriaciones de más de 2.700 accesiones de papas nativas a las comunidades andinas para que algunas variedades que se van perdiendo se repongan, además de apoyar a los institutos nacionales de investigación agropecuaria, como el INIAP en nuestro país, para desarrollar nuevas variedades con mayor calidad nutricional y resistencia a plagas, enfermedades y al cambio climático.
Indica que contar con semillas de calidad es necesario, pero no es suficiente, sino que también es clave que las y los agricultores hagan un buen manejo en campo para que el cultivo exprese todo su potencial. Por eso, el CIP apoya a productores y sus organizaciones, extensionistas, estudiantes, investigadores y a empresas del sector privado con capacitación sobre buenas prácticas agropecuarias para mejorar su sostenibilidad ambiental, su productividad, sus ingresos y, sobre todo, su calidad de vida.
En promedio, una persona que se dedica al cultivo de papa en el Ecuador obtiene 6kg de papa por hectárea. Con la capacitación del CIP y sus socios locales, las y los agricultores ecuatorianos han aumentado su rendimiento a 8.4 kg por hectárea además de la calidad de la cosecha, logrando vender su producción a 0,14 centavos de dólar por kilo versus 0,11 centavos de dólar por kilo de los que no han recibido esta capacitación. Esto significa que tienen una ganancia neta de USD 259 por hectárea versus una ganancia de USD 63 por hectárea. El beneficio económico se refleja entonces en los productores capacitados.
Adicionalmente, el CIP ha trabajado de cerca con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) de Ecuador para establecer el Día Nacional de la Papa, el 29 de junio de cada año. Es una fecha que visibiliza la importancia histórica, cultural, gastronómica y económica de la papa en el país. El CIP también ha impulsado la creación del Congreso Ecuatoriano de la Papa, cuya edición número 9 se llevará cabo del 30 de junio al 1 de julio de 2021 en modalidad virtual debido a la pandemia. Este evento convoca a estudiantes, investigadores, actores del sector público y privado vinculados a la cadena de valor de la papa en el Ecuador y también de otros países, aprovechando justamente esta modalidad virtual. Para obtener mayor información sobre cómo participar, se puede consultar la página www.congresodelapapa.com
También este 2021 el CIP festeja su 50 aniversario, por lo que están trabajando con chefs, investigadores e “iconos andinos” en la elaboración de un libro conmemorativo con 50 cultivos originarios de los Andes, incluyendo al Ecuador, en donde resaltarán sus cualidades nutricionales, pero también las historia de los productores andinos que han contribuido a domesticar estos cultivos para que hoy podamos disfrutarlos. Con la intención de promover el consumo de estos superalimentos andinos, van a intervenir chefs y amantes de la cultura culinaria de los siete países andinos con recetas fáciles de preparar, para lo cual están recibiendo auspicios orientados a financiar la publicación de este material.
Actualmente, el CIP está implementando acciones con productores de papa en las provincias de Carchi, Imbabura, Tungurahua y Chimborazo; orientadas a mejorar su resiliencia al cambio climático, aumentar su productividad y facilitar su participación en cadenas de valor. Por otro lado, también está impulsando el cultivo de camote en las provincias de Esmeraldas y Sucumbíos, como una alternativa económica para mejorar los ingresos y la nutrición de las personas en situación de vulnerabilidad en la frontera norte del país. En todas las acciones del CIP se pone de relieve el papel de las mujeres e invita a los jóvenes a ser parte de los proyectos. Estas acciones se implementan en alianza con el MAG, el INIAP, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Unión Europea a través del Programa EUROCLIMA+.
Además, como parte del Programa de Investigación del CGIAR sobre Raíces, Tubérculos y Bananas (RTB), el CIP está coordinando investigaciones sobre la punta morada de la papa, una enfermedad devastadora que ha causado estragos en los países de la región, particularmente en Ecuador y Colombia. Tal ha sido el impacto de la punta morada que el CIP, en colaboración con la Comunidad Andina (CAN), han conformado un comité regional para atender esta emergencia fitosanitaria de forma coordinada. Finalmente, el CIP está apoyando al INIAP en la conservación y mantenimiento de su colección de Phytophthora infestans, un hongo causante de una de las principales enfermedades del cultivo de papa, conocida como tizón tardío.
Ante las próximas elecciones en Ecuador, el CIP espera seguir impulsando todo este trabajo con las nuevas autoridades para dar seguimiento a estas importantes acciones de cooperación internacional técnica y científica y que la papa, el camote y las raíces y tubérculos andinos puedan seguir enriqueciendo la cocina de las y los ecuatorianos, mejorando sus estándares de producción e inclusive su capacidad de exportación para ayudar a la economía y al agro. “Desde el CIP, estamos comprometidos a seguir trabajando mano a mano con el gobierno nacional, las autoridades locales, las universidades, organizaciones de la sociedad civil y el sector privado para contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030 en Ecuador”, concluyó Horacio Rodríguez Vázquez.

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